Conocido como “oro líquido”, es una de las mejores adiciones nutricionales que puede hacer a su alimentación.
La dieta mediterránea es considerada una de las más saludables del mundo. En las últimas décadas los expertos han reconocido que, en la región del Mediterráneo, que abarca 23 países, quienes siguen esta alimentación tienen menor riesgo de desarrollar enfermedades crónicas como las cardiovasculares o las neurodegenerativas.
El término “Dieta Mediterránea” fue acuñado por Ancel Keys, quien hizo un estudio en siete países de esta región, para entender las prácticas nutricionales para la prevención de enfermedades cardiovasculares, reemplazando grasas saturadas con grasas mono y poliinsaturadas, principalmente provenientes del aceite de oliva.
En la dieta mediterránea tradicional se incluye regularmente gran variedad de vegetales, frutas, legumbres, cereales integrales y nueces, junto con un consumo moderado de pescado y mariscos. En contraste, las carnes rojas, los dulces y los productos procesados son consumidos con mesura.
El aceite de oliva, particularmente en su forma virgen extra, apodado como el «oro líquido», se destaca por su reconocido aporte a la salud, tanto en términos nutricionales como medicinales. Los filósofos griegos tenían interés en demostrar sus beneficios nutricionales y medicinales. Tanto Aristóteles como Hipócrates recomendaban el aceite para tratar dolencias como la dermatitis, problemas gastrointestinales e incluso como protector solar.
¿Qué contiene esta maravilla?
El término «virgen extra» aplicado al aceite de oliva se refiere a un proceso de extracción en frío de las aceitunas, sin tratamiento químico posterior. Esto resulta en un aceite crudo que conserva íntegramente todas las propiedades beneficiosas de las olivas.
El aceite de oliva virgen extra (AOVE) tiene componentes bioactivos que están asociados a la longevidad, bienestar y una menor incidencia a las enfermedades crónicas, especialmente las cardiovasculares. Para comprender el aceite de oliva, es crucial considerar dos componentes clave: las grasas saludables y los antioxidantes, ambos con propiedades beneficiosas para el cuerpo.
Las grasas saludables del AOVE
Los ácidos grasos monoinsaturados están en un mayor porcentaje, siendo el más importante el ácido oleico u Omega 9, y los ácidos grasos poliinsaturados. Los ácidos grasos mono y poliinsaturados son responsables por las propiedades protectoras frente a enfermedades cardiovasculares, autoinmunes e inflamatorias, otorgando efectos antitrombóticos y regulando la presión arterial.
Otros componentes liposolubles como los betacarotenos, las luteinas y pigmenos también tienen un rol importante en la salud, así como también son responsables del sabor y el aroma.
Los antioxidantes del AOVE
La concentración de antioxidantes en las aceitunas es notable, posiblemente debido a su exposición al aire, lo que las lleva a sintetizar una cantidad significativa de estos compuestos para protegerse del oxígeno. Estos antioxidantes se transfieren al aceite durante el proceso de extracción en frío. La cantidad puede variar según factores como el clima, las condiciones de cultivo, el momento de la cosecha de las aceitunas y el proceso de producción del aceite.
La evidencia científica respalda el papel de los antioxidantes presentes en el aceite de oliva en la prevención de enfermedades relacionadas con el estrés oxidativo y la inflamación, como el cáncer, los trastornos digestivos, el síndrome metabólico y las enfermedades cardiovasculares.
La inclusión regular en la alimentación del AOVE puede desempeñar un papel crucial en la promoción de la salud y la prevención de enfermedades, respaldando así la célebre frase de Hipócrates: «Que su medicina sea su alimento y su alimento su medicina».
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