Altos en fibra: los alimentos integrales son una excelente fuente de fibra dietética, que ayuda a mantener un sistema digestivo saludable, previniendo el estreñimiento y facilitando la digestión.
Ricos en vitaminas y minerales: conservan su contenido original de vitaminas, como las del grupo B y la vitamina E, y minerales esenciales, como magnesio, hierro y zinc, lo que contribuye a mejorar la salud general.
Prevención de enfermedades: contribuyen a reducir el riesgo de enfermedades crónicas, como la diabetes, el cáncer y los problemas cardíacos, gracias a su contenido de antioxidantes, fibra, carbohidratos complejos, fitonutrientes y grasas saludables.
Salud digestiva: la fibra favorece la salud intestinal y ayuda a reducir la inflamación.
Al remojar las semillas de chía en agua, estas comienzan a formar una sustancia gelatinosa después de unos minutos. Esa sustancia es la fibra soluble de las semillas. En otros alimentos, la fibra soluble está presente dentro del alimento y no siempre es posible identificarla a simple vista.
La fibra insoluble suele estar presente en la cáscara o piel de los alimentos vegetales, ya que estas partes contienen estructuras ricas en celulosa. Sin embargo, también se encuentra en otras partes del alimento, como el salvado de los granos o los tejidos fibrosos de algunos vegetales.
Amaranto
Arroz integral
Avena integral (en copos o harina)
Galletas integrales (sin azúcares añadidos ni grasas trans)
Granola integral
Germen de trigo
Harina integral
Legumbres (lentejas, garbanzos, fréjol, entre otros)
Nueces y semillas (almendras, nueces, chía, linaza, entre otras)
Pan 100% integral
Pasta integral
Quinua
Salvado de trigo
Tostadas integrales