miércoles 20 de noviembre de 2024

Galletas, una historia

Galletas, una historia

Galletas, una historia

Tienen un origen curioso y hace siglos se convirtieron en el alimento base de marineros, militares y exploradores.

¿Cuál es el origen del término?

El término «galleta» viene del francés galette, que se refiere a un pastel redondo o crepe. El nombre «galleta» proviene de su forma redonda. Sin embargo, en cada idioma existe una palabra distinta para referirse a las galletas. La palabra «cookie», utilizada comúnmente en Estados Unidos, proviene del holandés koekje, que significa «pastelito». Así se las mencionaba en los libros de cocina holandeses en el siglo XVII para referirse a las galletas. En el Reino Unido y en Australia, se llaman «biscuits»; en Alemania, «Kekse»; y en Italia, «biscotti».



¿Dónde se originaron las galletas?

Los registros más antiguos de las galletas provienen de Persia en el siglo VII. Persia, actualmente Irán, fue uno de los primeros países en cultivar azúcar, un ingrediente básico para hacer galletas. Curiosamente, las galletas surgieron como un «accidente gastronómico», ya que los pasteleros usaban un poco de mezcla de masa para probar la temperatura del horno y asegurarse de que estuviera listo para hornear pasteles. Las galletas ingresaron a Europa como resultado de las conquistas musulmanas en España. En el siglo XIV, eran conocidas en todo el continente europeo. A medida que se expandían por Europa, en cada país surgieron nuevas versiones, ya fueran suaves o crujientes, saladas o dulces, y finas o gruesas.



Las galletas como base de la dieta de los marineros

En el siglo XVI, a medida que se empezaron a hacer expediciones marinas hacia otros continentes, las galletas se convirtieron en el alimento de sustento para los marineros. Las hardtack o «galletas marineras» tenían una textura crujiente y seca porque se horneaban al menos dos veces para disminuir al máximo su humedad, permitiéndoles mantenerse frescas por largos períodos.

Durante siglos, formaron parte de la carga de cualquier embarcación porque podían durar meses, e incluso años, si se almacenaban en buenas condiciones. Aunque pueda parecer inverosímil, la dieta de los marineros a bordo consistía la mayor parte del tiempo en galletas, pan y agua, ya que estos alimentos podían pasar largo tiempo sin deteriorarse. Las galletas también se comían solas o remojadas en sopas.

La evolución de las galletas en siglos posteriores

Durante los siglos XVII y XVIII en Europa, ser panadero y pastelero se convirtió en una profesión respetada. Para ser panadero, se debía seguir una formación que duraba años, pasando por los rangos de aprendiz, oficial y finalmente maestro pastelero. Después de la Revolución Industrial y los avances tecnológicos, se añadieron nuevas variedades de galletas que se vendían comercialmente.

Sin embargo, la base de las galletas siempre fue la misma: harina, azúcar y grasa (mantequilla o aceite). Cuando se introdujeron en el continente americano, las recetas se adaptaron al contexto local, siendo similares a las galletas para el té de Inglaterra. Con la expansión del comercio y el transporte en Estados Unidos, los ingredientes para hacerlas se diversificaron, y se añadieron frutas, nueces, coco, naranja y hasta chispas de chocolate.

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