Los beneficios de la estimulación temprana son integrales. Potencia el desarrollo físico, intelectual y emotivo
Los años formativos son trascendentales en la vida de su bebé y la estimulación temprana es una actividad que le ayudará a desarrollarse de la mejor manera. Es una terapia que estimula los sentidos, ayuda a que su pequeño conozca el mundo y permite crear un vínculo íntimo y cercano entre padre e hijo.
Aunque principalmente se centra en desarrollar la motricidad fina y gruesa, el beneficio de la estimulación temprana es global. El impacto en el bienestar y las habilidades del bebé son notables.
Los expertos aseguran que durante los tres primeros años, el cerebro del pequeño está más abierto a todo lo que aprende, pues tiene más plasticidad. Lo que hace la estimulación es potenciar este aprendizaje al máximo.
Se aconseja iniciar con estas actividades desde los dos meses y medio y se pueden practicar hasta los cinco años, pues son ascendentes. Realizarlas en un centro especial es ideal, pero también se las puede practicar en casa, teniendo en cuenta ciertos parámetros. Es imprescindible que uno de los padres o un familiar cercano sea quien realice la terapia, ya que así ésta funciona mejor, se potencian los resultados y se comparte tiempo de calidad.
Actividades clave para iniciar
- Para ayudarle a fortalecer el cuello, ubique a su bebé boca abajo y frente a él coloque algún juguete de colores llamativos y que emita sonidos, como un cascabel. Hágalo sonar e irá levantando su cabecita por su cuenta.
- Para ayudarle con la flexibilidad de sus brazos, acuéstelo boca arriba. Lleve sus brazos hacia arriba, luego extiéndalos hacia los lados, crúcelos, lleve uno arriba y otro abajo y viceversa. Mantenga el contacto visual.
- Para ayudarle con su visión mírelo con ternura y háblele suavemente. Esto permitirá que lo identifique y que lo asocie con el sonido de su voz.
TIP: Es importante realizar estos ejercicios con un padre o alguien de la familia inmediata.