Antes de que inicie con una rutina de cuidado cutáneo, es necesario que identifique el tipo de piel que tiene. La dermatóloga Yolanda Proaño identifica las características puntuales de cada una.
Piel grasa
Cuenta con un brillo no deseado y necesita de cuidados específicos. Se caracteriza porque sus poros son grandes y abiertos, lo que hace que transpire bastante. Su calidad es más gruesa y sus glándulas sebáceas son más grandes. “Es frecuente en los adolescentes hombres y mujeres, ya que es la que más predisposición al acné tiene, sobre todo si no se la trata correctamente. Debe ser limpiada con frecuencia y es muy importante que los productos que use sean los adecuados para este tipo de piel, particularmente si quieren controlar el brillo”, explica la doctora.
Aunque suele ser complicada de mantener, esta dermis es más resistente a agentes externos y su envejecimiento es más lento, pues la cantidad mayor de grasa que tiene actúa como un lubricante natural. Si cuenta con este tipo de piel, tendrá la ventaja de evitar el pasillo de los productos antiedad por algunos años.
Piel seca
Por lo general no tiene nada de brillo y poca luminosidad. Su calidad es áspera y mantiene una elasticidad limitada. Esto la hace propensa a que las arrugas y líneas de expresión se pronuncien desde edades tempranas. Sus poros suelen ser muy pequeños y puede ser sensible.
La especialista asegura que “las pieles secas obligadamente tienen que entrar en campo de la comercialización y las personas que las tengan deben buscar cremas y lociones para mantener la humedad y prevenir los signos de la edad. Se necesita hidratación al máximo, particularmente a partir de los 20 ó 25 años, en especial si son muy blancas”.
Conforme avanzan los años, la mayoría de pieles pierden su humedad natural, por lo que eventualmente, muchas mujeres llegarán a tener piel seca. Es por esto que es básico usar los productos adecuados lo más temprano posible y hacer de la anticipación su mejor estrategia.
Piel normal
¡Felicidades! Su piel es la más fácil de cuidar. No es problemática y conserva muchas de las mejores cualidades de todos los otros tipos. Sus poros no son ni abiertos ni muy pequeños, no tiene mucho brillo, cuenta con la grasa suficiente y tampoco es seca. “Es la piel que todos quisiéramos aspirar a tener, la que se ve en los anuncios y las revistas”, cuenta la experta.
Su cuidado es bastante estándar. Su objetivo debe ser mantenerla en estas condiciones y priorizar su firmeza y suavidad. Como no suele presentar problemas, no requieres de productos especiales para tratarla por el momento. Su calidad suele evolucionar con la edad. A lo que pase el tiempo empezará a secarse, por lo que tendrá que buscar sustancias que mantengan y fomenten su hidratación y, eventualmente, productos para prevenir los signos del paso de los años.
Piel mixta
Este tipo es bastante común. Todas las pieles tienen cierto nivel de grasa en el centro de la cara, pero en el caso de la piel mixta, es más acentuado. El área de la frente, nariz y mentón se la conoce como la zona ‘T’, y en este caso es brillosa, los poros son más grandes y puede presentar lesiones acnéicas. Por su parte, en los laterales, como las mejillas y en el contorno de ojos, es más seca. Es una combinación entre cutis graso y seco.
De la misma manera, requiere de productos específicos, pero su tratamiento es bastante similar, promoviendo la hidratación y buscando artículos que traten de igualar su calidad. “No es una piel muy problemática. Simplemente con la higiene y con cuidados como los del resto es suficiente”.