Se cultiva en varias provincias del país y disfrutarlo es todo un placer. Aprecie su aroma, sabor y cuerpo.
La mejor forma de empezar el día es con una humeante y fragante taza de café. Esta exquisita bebida es popular en todo el mundo y un emblema del desayuno. La mañana no empieza hasta beber esta delicia. Es algo que nos pone de buen humor, recarga energía y nos prepara para la jornada laboral.
Los granos que se producen en el Ecuador son apetecidos en todo el mundo. En nuestro país se cultivan dos especies de café: arábigo y robusta. El arábigo es considerado el de mejor calidad y viene de las provincias de Manabí y Loja.
Las condiciones geográficas y climatológicas lojanas hacen que los granos que se producen en esta provincia gocen de gran calidad. Su exquisito sabor es reconocido en el extranjero y ha sido merecedor de múltiples galardones como el mejor café del Ecuador. Por su parte, el café robusta es cultivado en Sucumbíos y Orellana.
Le invitamos a conocer más de las bondades de este singular producto.
Nutrición. Beber una taza de café le aportará varios nutrientes estratégicos, como las vitaminas B2, B5 y minerales como el magnesio y potasio. Además, cuenta con excelentes antioxidantes y propiedades diuréticas, que ayudan a eliminar la retención de líquidos. Su contenido de cafeína ayuda a mantenerlo alerta, mejora sus niveles de energía y varios aspectos del trabajo cerebral.
Historia. Existen varios estudios que atribuyen el origen de este grano a la región de Etiopía, en el África del siglo X. Sin embargo, se cree que su consumo como bebida inició en el mundo islámico, en donde era ligado a las prácticas religiosas en los monasterios sufistas en Yemen. Para el siglo XVI, la planta de café llegó a Italia desde el Medio Oriente y se popularizó en el resto de Europa, quienes la introdujeron en las Américas.
Usos. Beberlo es la forma más popular de consumirlo y puede preparar todo tipo de preparaciones líquidas con el café como base. Tinto, espresso, cortado, helado, caliente o como lo desee. Si lo va a preparar con leche, es mejor que la escoja descremada, ya que no interfiere con el sabor del café.
Conservación. Manténgalo fresco en un frasco hecho de materiales que no absorban olores y de cierre hermético, como los de vidrio. No lo guarde en el refrigerador ni en el congelador. El café se tornará amargo y perderá su aroma.