Es uno de los condimentos que no puede faltar en su cocina. Descubra todas sus cualidades.
La pimienta es uno de los condimentos más empleados en el mundo culinario. Fiel sazonadora de todos los platillos de sal que guste, así como algunos postres. Negra, verde, roja, blanca, dulce… las variedades son innumerables, al igual que sus usos. Además de sabor, aporta exquisitos aromas a todos sus platillos. Excelente para estofados, guisos y, acompañada con sal en grano y romero, es perfecta para las carnes a la parrilla.
Historia. El origen de la pimienta se remonta a la India de la Edad Antigua, donde adquirió un valor tan elevado que se empleaba como medio de pago. Llegó a ser la especia más cotizada en todo el mundo conocido en esa época, puesto que, gracias a su versatilidad, tenía usos culinarios, terapéuticos, afrodisíacos e incluso en la perfumería, por lo que fue conocida como la Reina de las Especias.
Nutrición. Este condimento es un poderoso antioxidante rico en fibra. Aporta al cuerpo calcio, hierro, potasio, sodio y magnesio. La piperina, molécula a la que debe su toque picante, ayuda a la pigmentación de la piel, por lo que es recomendada a pacientes con desordenes cutáneos como el Vitiligo. La pimienta también es antiséptica, bactericida y expectorante. Facilita la digestión y es un gran antiinflamatorio.
Usos. En dependencia de su grado de maduración, se obtienen las pimientas verde, negra y blanca, siendo la negra la más picante y la verde la más sutil, aunque todas más suaves que el ají. Este extraordinario condimento añade un exquisito picor, ideal para las carnes parrilleras. Queda perfecta acompañada de hierbas como el laurel y el romero para cocinar pollos, sopas y pastas. Añadiendo un poco de comino y curry, se preparan excelentes adobos y salmueras.
Conservación. Si la pimienta permanece mucho tiempo expuesta al aire libre, pierde su sabor y su aroma con gran facilidad, de modo que se suele conservarla en contenedores herméticos de cristal. En algunos platillos se recomienda molerla poco antes de servir, pues si se hierve, se evaporan las moléculas que le aportan sus propiedades.