Es la sopa que combina lo gastronómico con lo religioso. La fanesca es una tradición y un emblema de la cocina ecuatoriana. Aunque hay varias formas de prepararla según la región y la familia, este es el potaje de la Semana Santa, famoso por compartirlo con los seres queridos.
En su libro La fanesca: Antropología de la Culinaria Ritual Ecuatoriana, el antropólogo Jorge Trujillo explica que aunque este es un plato típicamente ecuatoriano, sus orígenes se remontan a Europa. El experto realizó una meticulosa investigación en la que encontró pistas que indican que esta sopa es una invención de los primeros colonos europeos que pasaron por América.
La palabra ‘fanesca’ viene del latín y significa hambre. En las embarcaciones que llegaron a América se servía un plato, comúnmente hecho con bacalao y granos secos. El antropólogo teoriza que esto quedó en la mente de los migrantes, que lo tomaron como referencia para crear esta sopa. Para la década de 1850, el libro de Juan Pablo Sanz Manual de la cocinera. Método compendioso para trinchar y servir bien una mesa, publicado en Quito, ya contenía dos recetas para preparar este platillo icónico.
La riqueza y versatilidad de la cocinas ecuatorianas, a lo largo de los años, es la razón por la que no exista una receta oficial de la fanesca, que ha sido enriquecida con ingredientes autóctonos de cada región del país.