Es un ingrediente esencial en muchas preparaciones de nuestra Sierra. Su consumo beneficia al organismo.
Un súper alimento que destaca por sus propiedades nutricionales y gran sabor. Las habas son una comida versátil, perfecta para fortificar esos platos de sal que prepare para el almuerzo, la cena o en cualquier ocasión especial.
Perfectas como acompañante, complemento, snack o plato principal, estas legumbres se lucen si las incorpora en un locro de papa o las licúa para hacer una sopa. También las puede hervir y comerlas con sal y queso fresco, una de las entradas más apetecidas de nuestro país. Pero le quedan perfectas si las combina con choclo o las fríe y las degusta como un refrigerio saludable a media mañana. Son una alternativa perfecta para obtener energía y alimentarse adecuadamente.
Historia. Esta legumbre es una de las plantas más fáciles de cuidar. Es originaria de la cuenca este del Mediterráneo y se cree que ha sido parte de la dieta de esta región desde el 6 000 A C o inclusive antes. En la actualidad, las habas son cultivadas en todo el mundo, pues son adaptables a varios tipos de suelo. Crecen mejor en zonas templadas, por lo que la Sierra de nuestro país es un lugar ideal para cultivarlas.
Usos. Gracias a su excelente sabor y beneficios, las puede usar para un sinnúmero de preparaciones de sal. Le quedan de lujo si las incluye en una ensalada o si las cocina y las sirve como guarnición. Puede prepararlas también como menestra o adicionarlas a todo tipo de sopas, para complementar su aporte nutricional.
Nutrición. Aunque son relativamente calóricas, sus beneficios son múltiples. Son una excelente fuente de proteína vegetal, pero también contienen hidratos de carbono, lo que las hace un buen alimento para deportistas y niños en etapa de crecimiento. Son ricas en minerales como el calcio, magnesio, fósforo, potasio y hierro. También le aportan fibra, que beneficia al sistema digestivo y vitaminas como la A, C, E y B1. Esta última es imprescindible durante el embarazo.
Conservación. Si las compra frescas, las puede guardar en la gaveta de verduras de su refrigerador pero, si desea, puede congelarlas y extender su vida útil hasta tres meses. Lo único que tiene que hacer es guardarlas en una funda resellable, libre de aire y llevarlas al congelador.